Los intereses dominantes se refieren a los intereses que mantiene cada uno de los miembros respecto de su empresa familiar. Dichos intereses se orientan hacia tres grandes grupos, aunque pueden existir distintas combinaciones entre ellos
Orientación protectora: Busca maximizar la aportación a situaciones de necesidad familiar directa y básica, como los ingresos para sostener una familia o las compensaciones, más allá del dinero, derivadas del trabajo (condición social, ocupación de tiempo, autoestima, etc.).
Orientación emprendedora: Es el interés en el desarrollo del proyecto empresarial y el liderazgo del mismo. Es la orientación dominante en el empresario comprometido con la obra, creando valor por la vía del crecimiento y la expansión. Para ello, la familia empresaria está dispuesta a sacrificar parte del consumo privado así como otras inversiones alternativas. Las grandes empresas familiares se han desarrollado dentro de esta orientación, pero también existen muchas pequeñas que, pese a que todavía no han podido conseguirlo, son de orientación emprendedora
Orientación financiera: Para la persona en la que predomina esta orientación, la empresa familiar debe ser optimizado en términos de rentabilidad, liquidez, riesgo, etc. Para ello, lo importante es que la empresa esté bien gestionada. El interés de esta persona no está en gestionar la empresa, sino en los resultados de la buena gestión. En el límite, y bajo esta orientación, el interés de la empresa familiar se centra en que esta produzca mejores retornos que otras inversiones alternativas.
Las orientaciones dominantes conforman categorías radiales,es decir, que pueden darse grados puros y grados de pertenencia parcial o combinada. Así, son frecuentes casos mixtos de orientación protectora y emprendedora (quiero desarrollar mi proyecto empresarial y que mis hijos estén protegidos.
Las orientaciones dominantes existentes deben ser identificadas para comprender mejor las opiniones y percepciones de los distintos familiares.